Arica fue puerto libre desde 1953 a 1958, tiempos de prosperidad económica, social y cultural, y con ese recurso se creó la Junta de Adelanto, responsable de llevar adelante el progreso de la ciudad entre 1958 y 1976, años acotados pero eficaces donde se hizo de todo, hasta un Mundial de Fútbol.
CUANDO EN ARICA HABÍA PUERTO LIBRE Y JUNTA DE ADELANTO
Cualquiera que converse con un ariqueño, tarde o temprano le va a escuchar decir que “esto fue gracias a la Junta de Adelanto” o “así era de movido el ambiente cuando acá era Puerto Libre”, siempre refiriéndose a algo bien hecho o de lo que hay que sentirse orgulloso. Para quien no estuvo ni es “ni hijo o nieto de” alguien que vivió por esos años, no es fácil entender esa evocación permanente, pero cuando se camina por Arica y un sencillo reojo a las calles hace sentir que se está visitando un buen museo de arquitectura moderna, se entiende que en la ciudad ocurrió algo grande que ya no está.
Para descifrar esos buenos tiempos, primero hay que saber que después de la Guerra del Pacífico Arica pasó a ser chilena, y con la idea de fortalecer a la nueva ciudad fronteriza, en 1953 fue declarada Puerto Libre. Sin impuesto ni tasa de desembarque a nada que ingresara por ahí, se convirtió rápido en un punto de comercio fuerte, próspero, que generó trabajo y crecimiento. Llegaron los huérfanos de la decaída actividad salitrera, trabajadores de los valles del norte chico, campesinos del sur, peruanos, bolivianos, y todo quien quisiera conocer cómo era vivir entre prosperidad, intercambio cultural y sin necesitar nada de otra ciudad.
Si la población crecía, la ciudad también tenía que agrandarse y con actitud de puerto libre cosmopolita, decidió hacerlo desde la más alta vanguardia. En 1958 se constituyó la Junta de Adelanto, organismo que desde una visión descentralizadora, se enfocó en levantar el comercio, la industria y el turismo en la ciudad y altiplano. Se invirtió en agricultura, ganadería, minería, turismo, investigación, y todo lo que ayudara a solucionar los problemas locales.
ARQUITECTURA MODERNA, OBRAS EN GRANDE PARA UNA CIUDAD QUE CRECÍA
Cuando se habla sobre la Junta de Adelanto, aparecen recuerdos sobre una vida social intensa, bohemia fuerte, campeonatos de boxeo, muchos equipos de fútbol, fábricas donde se armaba de todo, hasta vehículos, y varios otros sinónimos de progreso que están en la memoria y espíritu del ariqueño. Pero también hay obras que es posible mirar de frente, muestras tangibles del laboratorio de arquitectura moderna a gran escala que la junta soñó y concretó para la ciudad.
Los mejores arquitectos de la época vinieron a Arica a hacer realidad esta imagen urbana, donde se distingue a vista fácil el brutalismo, estilo que surgió del movimiento moderno donde en líneas simples se expresa la materialidad de la obra, dejando a la vista el hormigón en bruto, vigas y pilares. Esta tendencia de dimensiones aumentadas, como se nota en sus ventanas enormes, resultó ser buena compañía para una ciudad que también debía crecer, y encontró en el desierto un buen lugar donde lucirse.
Dicen que la Junta de Adelanto “todo lo hizo menos el Morro”, y obras hay para confirmar el dicho.
EN ARICA SE JUGÓ UN MUNDIAL DE FÚTBOL
“La Junta de Adelanto y la Comisión Coordinadora del Gobierno hicieron el milagro ariqueño”, decía la Revista En Viaje en mayo de 1962, asombro que compartía Chile y el mundo por esta ciudad chica, sin experiencia en grandes espectáculos deportivos, perfectamente lista para ser subsede de una Copa Mundial. El sur se quedó sin estadios ni ánimo mundialero después de haber sido destruido por un terremoto. Además, la organización del evento, segura de que Perú iba a clasificar y su hinchada vendría a la ciudad fronteriza –cosa que nunca ocurrió–, decidió que en Arica se jugaría el Mundial, elección que aunque motivada por desgracias y desaciertos se asumió con grandeza, al estilo Junta de Adelanto.
Para que hubiera partido, se necesitaba pasto y para eso agua, escasa en el desierto más árido del mundo, por lo que el municipio dictó racionamiento tres días a la semana para toda la ciudad, esfuerzo de la comunidad que dio cancha a un estadio donde ocurrieron cosas importantes, como el único gol olímpico –anotación desde un tiro de esquina– marcado en un Mundial, y la exclamación “¡Justicia Divina!” que usó Julio Martínez cuando en semifinales relataba el gol de Leonel Sánchez a la Unión Soviética desde un tiro libre, que según cuentan debía haber sido penal. El Mundial del 62, donde por lo demás Chile sacó tercer lugar, permitió que el resto del planeta conociera a esta ciudad justo en sus mejores tiempos, cuando había Junta de Adelanto.
Relatos Turísticos Patrimoniales / Arica y Camarones Instituto del Patrimonio Turísticos Universidad Central de Chile